Piensa en alguna actividad que puedas hacer muy bien. ¿Lo tienes en mente? Ok, eso que estás pensando es uno de tus talentos. Todos tenemos al menos un talento, de eso estoy seguro.

Algo de lo que también estoy seguro es que todos tenemos limitaciones. Hagamos el mismo ejercicio pero al revés: piensa en alguna actividad que se te dificulte y que por más que te esfuerces o no te sale o no siempre te sale bien. Eso es a lo que yo llamo una limitación.

Todos somos unos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de escalar un árbol, vivirá su vida entera creyendo que es estúpido.

Esta frase, que normalmente se la atribuyen a Albert Einstein, aunque no estoy 100% seguro de que así sea, me ayudó a entender mejor el tema de las limitaciones y los talentos, y a llegar a la conclusión de que no podemos ser buenos en todo, así como tampoco somos inútiles para todo.

Si solo nos enfocamos en lo que no podemos hacer, entonces viviríamos frustrados, no tendríamos la energía ni la paz mental para mejorar nuestro talentos o explorar para encontrar algunos nuevos.

Un dibujante frustrado

Por ejemplo, en mi caso, una de mis limitaciones es el dibujo. Si estuviera en una situación de vida o muerte definitivamente no podría dibujar en defensa propia. Simplemente no puedo.

Cuando era niño, estaba en la primaria, si mal no recuerdo, fui a un curso de dibujo. Ahí me enseñaron lo básico sobre cómo dibujar y por más que lo intenté y por más esfuerzo que le ponía no lograba dibujar algo decente. Mis dibujos eran feos.

Pasaron los años y cuando comencé la prepa, empecé a escribir. En aquel entonces escribía textos sin rima pero muy extravagantes basándome en pedazos de La Torre Oscura de Stephen King (mi saga de libros favorita). Definitivamente no eran los mejores textos que la humanidad haya leído pero a mí me gustaban y disfrutaba escribirlos, sin embargo, a pesar de que eso se me daba con facilidad, o consideraba que escribir fuera mi talento o que yo pudiera ser un escritor, en mi cabeza era solo un pasatiempo y ya. Seguía aferrado a la frustración por no poder dibujar.

Tiempo después, cuando me interesé por los cómics, específicamente en escribir guiones, me topé con una frase que le agregó más leña al fuego de mi frustración:

Un guionista es un dibujante frustrado.

En mi cabeza hacía todo el sentido del mundo. Durante muchos meses hice que esa frase fuera mi mantra, me decía a mí mismo que era un dibujante frustrado y como no podía dibujar, mi única manera de hacer algo en los cómics era escribir guiones porque no había otra opción. No es la mejor manera de pensar, lo sé, pero la frustración que venía cargando era muy grande en aquel tiempo.

Hasta que un día, por diferentes razones, decidí ver este asunto desde una perspectiva diferente. Si la frustración es un sentimiento negativo ¿por qué tenía que estar esa negatividad asociada a mi talento para escribir? ¿Si escribir los guiones era algo que me hacía feliz, por qué verlo como un plato de segunda mesa?

Aprender a aceptar mis limitaciones

Reflexionando en esas preguntas, un proceso que no fue fácil ni rápido, me dije a mí mismo que era necesario dejar la frustración, la negatividad que la suele acompañar, y hacer las paces con el dibujo. En pocas palabras, acepté que no nací para dibujar.

La espinita de dibujar sigue presente, dudo mucho que eso se me vaya a quitar algún día. Pero ahora que ya hice las paces con eso, puedo estar más tranquilo sabiendo que mi verdadero talento es escribir y así puedo enfocar mejor mi energía mental a lo que realmente puedo hacer.

Hacer tan personal la frase de los dibujantes frustrados era evaluarme a mí mismo como el pez en la frase de Einstein, no estoy diciéndome estúpido a mi mismo, a lo que me refiero es que estaba menospreciando mi talento para escribir. Situación que es muy probable que les haya pasado a todos al menos una vez en sus vidas con alguno de sus talentos y limitaciones porque a nadie nos gusta que nos digan que no podemos, incluso si lo decimos nosotros mismos.

Aceptar nuestras limitaciones no tiene nada de malo, creo que es un proceso necesario, aunque a veces sea largo y tedioso, para encontrar la paz mental necesaria para encontrar o identificar nuestros verdaderos talentos. Así que no seas tan duro contigo mismo, toma un respiro e intenta algo diferente, tal vez tu talento está en otra área.