Desde el día en que decidí que cerraría la cafetería tenía la intención de publicar esto, por diferentes razones tardé en terminar de escribirlo pero hoy que por fin ve la luz, es el día más adecuado porque hace diez años, por estás fechas, fue que Comicgram, la marca, nació en mi cabeza. El título puede sonar un poco dramático pero considerando que esto empezó hace una década me parece que está bastante acorde al tema.
Mi objetivo al escribir esto es dejar una memoria para mí yo del futuro. También es en parte un agradecimiento para las personas que de alguna u otra manera formaron parte de la historia de Comicgram.
El propósito de Comicgram
Cuando estaba en la facultad, me la pasaba leyendo sobre emprendimientos y temas relacionados. En una de esas lecturas me topé con una frase, que no recuerdo quién la escribió, que decía “rasca tu propia comezón”, haciendo referencia a que las mejores ideas para emprender solían salir de los problemas o limitaciones que tú mismo tuvieras y quisieras construir una solución para ellos.
Así fue como Comicgram surgió para rascar mi propia comezón. Primero, como un boletín por correo (un newsletter antes de que fueran populares) donde podía desahogar mis pensamientos, así como hago en este blog, relacionados con los cómics.
Después Comicgram se transformó en una tienda en línea, antes de que existiera la cafetería, para vender cómics a domicilio. Mi objetivo con esto era resolver los problemas que había tenido cuando leía cómics en la preparatoria y la facultad, como no conseguir los números siguientes de cada serie, encontrar los cómics maltratados, tener que ir a diferentes Sanborns o puestos de revistas para probar mi suerte y ver si tenían el cómic que me hacía falta, etc. Esas eran algunas de las “comezones” que yo mismo había experimentado y quería darles una solución con la tienda en línea de Comicgram.
Por último, la otra comezón que traté de resolver cuando abrimos la cafetería era la de la falta, a mi parecer, de espacios para poder leer los cómics que acabas de comprar en un ambiente cómodo, en aquel entonces no había muchas tiendas de cómics y las pocas que había literalmente era entrar, comprar y salir. Tampoco había oportunidad más allá de las convenciones de cómics para convivir con los artistas de cómics locales porque las tiendas no organizaban eventos que no fueran el Free Comic Book Day.
La idea de mezclar una cafetería con una tienda de cómics surgió gracias a una conversación que tuve con Paulina, mi hermana, donde me contó sobre las cafebrerias, tiendas de libros que a la vez son una cafetería donde precisamente puedes ir a leer tus libros recién comprados. Era el concepto perfecto para cumplir mi último objetivo, así que me hice la pregunta ¿por qué si hay librerías con una cafetería, por qué no hay tiendas de cómics con una cafetería? Comicgram fue la respuesta a esa pregunta.
El impacto de Comicgram
Muy al principio del proyecto me preguntaba constantemente si la idea detrás de Comicgram tendría un impacto verdadero en la comunidad y en el público. Mi “obsesión” con lograr eso era a causa de tantas historias de otros emprendedores que habían construido cosas increíbles que cambiaron al mundo y en gran parte también por la historia de emprendimiento de mi papá. Me aferré a la idea de que mi proyecto tenía que ser algo que cambiara el mundo o al menos dejara una huella en el universo (como decía Steve Jobs).
Con el paso de los años mis niveles de arrogancia bajaron un poco y mi madurez fue aumentando hasta que cambié ese pensamiento de “cambiar al mundo” por el de “cambiar el mundo de una persona”. Quería que la cafetería fuera un espacio seguro para las personas, los fans y no fans de los cómics y sus personajes. No importaba si leían o no, si solo veían las películas o las series, en Comicgram no te íbamos a juzgar por nada de eso. Si logramos hacer que la o las personas que visitarán Comicgram pasarán un buen rato, ya fuera leyendo cómics, conviviendo entre ellos o con los artistas invitados, jugando videojuegos/juegos de mesa o simplemente trabajando, mi meta de cambiar el mundo de alguien se habría cumplido.
En todos los años que existió Comicgram como cafetería, recibimos muchos comentarios sobre lo genial que era el concepto, lo bonito que habíamos arreglado los dos locales que tuvimos, lo ricas que eran las bebidas y los postres, etc. Gracias a todos esos buenos comentarios que recibimos en la cafetería o a través de redes sociales (sobre todo cuando anunciamos el cierre definitivo), mis dudas sobre si había logrado mi objetivo generando un impacto positivo se disiparon por completo. A través de mucho esfuerzo y dedicación hicimos felices a muchas personas y eso me hace sentir bastante orgulloso porque valió la pena cada segundo que invertimos en ese proyecto.
Los eventos y otras dinámicas
En Comicgram solíamos hacer mini eventos para llevar a artistas locales (Esaú Figueroa, Jesús Aburto, Israel Martínez, por mencionar algunos) para que el público pudiera convivir con ellos con la intención de cumplir el objetivo de crear un espacio para los artistas y sus fans sin un costo de entrada de por medio.
Uno de los eventos que más disfrutábamos, tanto el equipo de Comicgram como los clientes, era el Free Comic Book Day. Si no te tocó participar en ese evento te explico rápidamente de que se trata: el FCBD (por sus siglas en inglés) se celebra el primer sábado de mayo, siempre, y es un día en que las editoriales de cómics de Estados Unidos envían cómics especiales a todas las tiendas que decidan participar para que se los regalen a sus clientes. Estos cómics suelen ser los #0 o #1 de una historia que va a salir en los próximos meses. El FCBD era un día de fiesta para celebrar el gusto por los cómics. Tuvimos la oportunidad de organizarlo seis veces. Esto es una de las tantas cosas que voy a extrañar de Comicgram y creo que los clientes también.
Recuerdo que una de las dinámicas que más me gustó fue aquella vez que hicimos una especie de “concurso” para ponerle nombre a una nueva bebida que íbamos a agregar al menú. La bebida en cuestión era un frappé de lichi y maracuyá con base yogur, bastante bueno y no lo digo porque yo lo preparara, es la opinión del público. El punto de la dinámica era que en Facebook las personas tenían que sugerir un nombre en los comentarios y el ganador o ganadora se llevaba un mes gratis de esa bebida por haberla bautizado. Al final el nombre que ganó fue Miss Marvel Frappé.
Un “evento” muy diferente que organizamos en el segundo local fue el intercambio de estampitas del álbum del mundial 2022. La dinámica era que las personas se juntaran para intercambiar las estampitas que tuvieran repetidas por aquellas que les faltaban para completar su álbum. Se salía un poco de nuestro ambiente de cómics, pero fue divertido ver a chicos y grandes haciendo trueques de estampitas.
Lamentablemente, en el segundo local el espacio disponible era más reducido y la ubicación dificultaba mucho que nos visitara la misma cantidad de personas que en el primero, por esas dos razones los eventos fueron menos frecuentes. A pesar de eso, creo que los eventos que organizamos igual fueron bastante divertidos y disfrutados por nuestros clientes.
Lo que representó para mí
En los diez años que duró Comicgram, representó tres cosas muy importantes en mi vida. La primera fue una cachetada de realidad que me hizo ver que no era tan buen líder como me había hecho creer a mí mismo. Muy al principio del proyecto fui arrogante, mi ego se infló porque por fin había logrado pasar la meta de una idea a tener una empresa real con todo lo que eso representaba. Cometí muchos errores a la par de tomar malas decisiones también.
La buena noticia es que con el paso de los años mi arrogancia fue cediendo y aprendí a escuchar a quienes me aconsejaban para evitar que volviera a equivocarme. Al final de esa década aprendí muchas cosas sobre cómo y cómo no manejar un negocio. La experiencia que adquirí para el tema de las cafeterías y las tiendas de cómics está a años luz de lo que me hubiera podido haber imaginado cuando empezamos este viaje. Si llega a existir una segunda oportunidad, ya sé qué cosas quiero hacer, qué cosas quiero mejorar y qué otras quiero probar.
La segunda, la más importante de las tres, es que Comicgram fue el lugar donde el destino se manifestó y conocí a la persona más especial de mi vida, Cynthia, mi esposa. El 6 de abril de 2018 por la tarde cruzó por la puerta una chaparrita de fleco blanco buscando un cómic. Yo le dije que lo podía conseguir, le pedí su correo, ella me dio su celular y el resto es historia… Al momento de publicar esto, estamos a unos días de celebrar nuestro cuarto aniversario de bodas (nos casamos en Halloween). Como dice la canción ‘Cuánto Poder’ de Enanitos Verdes: “la conocí en abril, era el destino”.
Si Comicgram volvió a surgir después de la pandemia, todos, me incluyo, se lo debemos a Cynthia, ella fue quien me animó a no darme por vencido con el proyecto e intentarlo una vez más y estoy muy agradecido con ella por haberlo hecho.
Por último, la cafetería fue también un bote salvavidas. La pandemia de Covid causó estragos, muchas personas perdieron a varios seres queridos y mi familia no fue la excepción. A finales del 2020, teniendo apenas un mes y medio de habernos casado, Cynthia y yo perdimos a nuestros respectivos papás a causa de dicha enfermedad. En ese entonces, Comicgram llevaba casi un año de haber pausado la operación porque el plan era movernos a un nuevo local, pero la fecha de entrega del mismo se retrasó indefinidamente por la pandemia.
La pérdida de mi papá y mi suegro nos sumió en una profunda tristeza. Mis ganas de seguir con Comicgram se esfumaron casi por completo. Sin mi papá, sentía que no tenía el apoyo y la guía que necesitaba para resolver los problemas que quedaron pendientes con el local que nunca nos entregaron. Cynthia fue como un faro en la oscuridad; como ya dije anteriormente, no permitió que tirara la toalla, debía continuar con el proyecto. ¿Tenía miedo? Sí, pero no dejé que eso me detuviera (esa es una de las tantas lecciones que me dejó mi papá) y en mayo del 2021 Comicgram volvió a abrir sus puertas.
¿Por qué la cafetería fue un bote salvavidas? La verdad, el nuevo local poco a poco nos fue ayudando a salir de la tristeza en la que estábamos a finales del 2020. A cuatro años de ese trágico suceso, no me puedo imaginar qué habría sido de nosotros, de no haber tenido a Comicgram de nuevo. A su manera nos dio a todos una razón para navegar hacia la luz en ese mar de oscuridad.
Gracias por todo
A la primera persona que tengo que agradecerle por todo esto es a mi Papá. Donde quiera que esté su alma, espero que sepa que estaré agradecido con él hasta mi último día en esta tierra y que hice mi mayor esfuerzo por aprovechar la grandiosa oportunidad y apoyo que me dio.
Estaré eternamente agradecido con Cynthia porque la imagen y todo lo relacionado a los diseños de Comicgram fueron obra suya y siempre me ayudó a que todo se viera de la mejor manera.
Paulina (mi hermana) y mi mamá también son parte fundamental del equipo que movía la maquinaría detrás de Comicgram. Estoy muy agradecido de poder haber contado con su apoyo y sus opiniones (aunque a veces no escuchaba porque era muy necio, lo admito).
También a Sara Ivete, mi prima, otra persona muy importante, ella sabe perfectamente que estaré agradecido eternamente por su gran ayuda.
Gracias, Gonzalo y Dany (dos de mis mejores amigos y socios cofundadores de Comicgram) por haber confiado en mí y por creer en este proyecto. Sin sus respectivas contribuciones no hubiéramos llegado tan lejos.
Gracias, Iris y Stephanie, por haber sido las mejores atendiendo la cafetería. La época en que nos tocó trabajar juntos tal vez fue algo complicada porque aún era muy necio, pero por lo que ellas mismas me han dicho, fui un buen jefe y me alegra saber que no hice tan mal mi trabajo.
Finalmente, gracias a todas las personas que alguna vez visitaron Comicgram; clientes, amigos, clientes que se volvieron amigos (ustedes saben quiénes son) y artistas de cómics, sus visitas, su apoyo y su cariño fueron lo que nos mantuvo a flote durante tantos años de la cafetería.
El futuro es incierto
No sé qué sucederá en el futuro ni cuantos años más me tocará vivir, pero algo que sí sé es que gracias a Comicgram me di cuenta de que mis verdaderas pasiones en esta vida son el café y los cómics… Y quiero seguir involucrado en esos dos mundos.
El cierre de Comicgram es definitivo; a pesar de que la tienda en línea seguirá abierta por un tiempo más, llegará el día en que la llama de ese proyecto se apagará y no volverá. Pero eso no quiere decir que nunca más vaya a abrir una cafetería, si el tiempo lo permite, puede que haya una segunda oportunidad. Tal vez esto no sea un adiós, sino un hasta luego.
Mi involucramiento en el mundo de los cómics no se va a detener por el cierre de Comicgram. Por un lado, todavía tengo varias historias que quiero contar y actualmente, granito a granito, estoy avanzando en dos proyectos que tienen relación con los cómics. Aún no puedo dar detalles concretos sobre ninguno de los dos, pero me entusiasma mucho lo que se está cocinando.
El legado de Comicgram
Comicgram no fue la primera ni será la última cafetería de cómics ni de México ni del mundo, de eso estoy seguro. Si alguien en el futuro, en México, decidiera abrir una cafetería parecida a lo que fue Comicgram, más que darme envidia o coraje, me daría gusto porque me gustaría pensar que tal vez Comicgram sirvió un poquito de inspiración para esa persona.
Si realmente logramos dejar huella, aunque sea pequeña, en la comunidad de los cómics, con todo lo que hicimos a lo largo de los años no me tocará a mí decidirlo ni juzgarlo, es tarea de cada una de las personas que conforman esa comunidad.
Por más que pasen los años y Comicgram eventualmente desaparezca en el mundo físico sé que vivirá por siempre en las mentes y los corazones de todas las personas a las que hicimos felices y yo no podría estar más contento y satisfecho de que así sea.